Propuesta de curso presencial 2021-2022
Con Música de piano en directo.
Un sábado intensivo al mes.
Después de un año de parón proponemos retomar el curso en Sevilla.
Si estás interesad@ en el trabajo con el Cuarto Camino y las Danzas sagradas y Movimientos de Gurdjieff, puedes escribir un e-mail contándonos tu motivación e interés, para inscribirte e incluirte en el grupo.
Orígenes del Cuarto Camino
George Ivanovitch Gurdjieff (1866-1949) dejó un legado de diversidad única y la expresión de una forma de pensamiento orgánica y coherente. Aparte de sus tres libros, que presentan una original visión de Dios, el universo y el ser humano, compuso también unas 200 piezas musicales y creó un intrigante conjunto de Danzas y ejercicios físicos llamados “Movimientos”.
Sin duda, éstos son la materia principal de su sistema de enseñanza, queriendo él mismo ser conocido simplemente como “maestro de danza”. Sus desafiantes ideas tales como “el ser humano está dormido” y “recuérdate a ti mismo siempre y en todas partes” han influenciado generaciones de hombres y mujeres de todo el mundo desde su primera aparición en Moscú en 1913.
Nacido en Alexandropol, lo que es actualmente la región fronteriza entre Rusia y Turquía, desde muy joven desarrolló un profundo anhelo por una forma especial de conocimiento que él creía estaba enraizado en las tradiciones antiguas y oculto en algún lugar de la tierra. Formado en religión y medicina, a la edad de veinte años se embarcó en un viaje que le condujo a los lugares más inaccesibles de Oriente. Indudablemente, es durante estos viajes que Gurdjieff entró en contacto con monasterios, grupos étnicos y escuelas de sabiduría perenne, recopilando un vasto repertorio de coreografías, gimnasias, Danzas Sagradas y música.
En estos viajes descubrió que gran parte del conocimiento antiguo era transmitido en los templos a través de la música y la danza. Los movimientos de estas danzas formaban un alfabeto que podía ser descifrado por aquéllos que estaban preparados para ello. Así, al atardecer, cuando los sacerdotes y sacerdotisas danzaban en el salón del templo, los iniciados podían leer e interpretar la verdad implantada hace miles de años en los gestos y en las posturas y que brotó de fuentes conscientes, siendo transmitida de esta manera de generación en generación.
Cuando Gurdjieff vio estas Danzas por primera vez, se quedó atónito y conmovido por la precisión y la pureza de las posiciones sin todavía comprender su significado. Con el tiempo descubrió que las mismas leyes que gobiernan el cosmos y la existencia entera pueden ser encontradas en la psique humana y en su estructura celular, y que a través de ciertos movimientos y patrones estrictamente definidos por los bailarines, esas leyes se hacen visibles e inteligibles para aquéllos que las conocen.
Fue después de estos largos viajes que Gurdjieff vuelve a Rusia, poseyendo un profundo conocimiento del movimiento, la música y el Ser. Así, comienza a reunirse con personas interesadas en el crecimiento espiritual y a transmitir su conocimiento, instalándose en Francia, donde crea el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre. Gurdjieff muere en Neuilly, cerca de París, el 29 de Octubre de 1949.
Gurdjieff hizo un esfuerzo supremo para desarrollar ejercicios que ayudaran a fortalecer la consciencia, la voluntad y el poder de atención, habiendo dos períodos marcadamente diferentes en la creación de sus Movimientos. El primer período sería desde 1918 hasta 1924, año en el que tuvo un accidente de automóvil, en el que los Movimientos consistían en ejercicios obligatorios, danzas derviches, danzas-trabajo, danzas de mujeres y elaboradas ceremonias y rituales-oración. Los Movimientos de este período contienen marcados componentes étnicos y religiosos. El segundo período va desde 1939 hasta su muerte en 1949, en el que Gurdjieff organizaba clases de Movimientos casi a diario para diferentes grupos, transmitiendo nuevos Movimientos y ejercicios. En este período creó lo que se conoce por la Serie de los 39 Movimientos, en los que prevalecen los gestos y las posturas abstractas presentados en desplazamientos matemáticos y geométricos.
Sobre el Arte Objetivo
Gurdjieff dijo que después de 20 años de exploración a través de Asia Central y Oriente Medio, trajo consigo tres cosas. Lo primero sería el sistema de conocimiento esotérico. Segundo, un conjunto de danzas sagradas y ejercicios; y tercero, piezas musicales, a muchas de las cuales las consideró arte objetivo. Las personas que trabajaron cerca de él durante algunos años, dijo que Gurdjieff consideraba estas tres partes igualmente importantes como vehículos para su enseñanza. No es posible hablar de las Danzas Sagradas sin hacer referencia a la música que las acompaña y al conocimiento que las envuelve.
Aunque mucha gente hoy considera a Gurdjieff básicamente como un filósofo, la importancia que dio a las Danzas Sagradas ilustra el hecho de que se describiera él mismo como maestro de danza. Y, según sus propias palabras, «un buen maestro de danzas de templo». En realidad, en muchos círculos europeos de los años 20, no estaba considerado tanto como filósofo sino como uno de los más grandes expertos en antiguas Danzas Sagradas orientales.
En lo más profundo de su enseñanza sobre la naturaleza y el propósito de la música, subyace la diferencia entre arte objetivo y arte subjetivo. Él comprendió que la mayor parte de la música que escuchamos es sólo arte subjetivo, un fenómeno enteramente accidental que aparece de un estado subjetivo fluctuante del compositor en el momento de su composición y que afecta al oyente de acuerdo con el estado, también totalmente subjetivo, en el que éste se encuentra cuando la escucha. El arte objetivo, por el contrario, no contiene ningún elemento accidental en su creación o en su efecto. Es un lenguaje universal que actúa de la misma manera en todas las personas, de acuerdo a su nivel de ser.
Gurdjieff dijo una vez:
«Yo mido el mérito del arte por su consciencia. Un trabajo de arte objetivo debería ser como un libro, con la única diferencia de que el artista no transmite las ideas a través de palabras o signos, sino a través de ciertos sentimientos que él estimula consciente y ordenadamente, sabiendo lo que está haciendo y por qué.»
El sistema Occidental ve el universo como circulación y transformación de energías. Gran parte del trabajo musical y corporal de Gurdjieff expresa de una forma no verbal la interacción de las dos grandes leyes universales: la Ley de Tres y la Ley de Siete o Ley de Octavas. La Ley de Siete gobierna el desarrollo de todo fenómeno o ciclo de eventos y demuestra el principio de la discontinuidad de las vibraciones. La escala musical es una expresión de esta ley. La otra gran ley, la Ley de las Tres Fuerzas, determina el origen de cualquier acontecimiento nuevo.
Gurdjieff compuso varios cientos de Movimientos a lo largo de su vida. Dijo que:
«En tiempos remotos la Danza era una rama de arte real, sirviendo de propósito para un conocimiento superior. Los límites del bailarín se ampliaban a través de la combinación de movimientos no-naturales y no-habituales. En su práctica, se obtenía una nueva cualidad de atención y una nueva dirección de la mente, todo ello con un propósito definido. A través de estrictos patrones representados por los participantes, se hacían visibles e inteligibles ciertas leyes.»
Gurdjieff creó Movimientos en dos períodos separados de su vida y su enseñanza, pudiendo éstos ser divididos en dos grupos históricos principales. El primer período fue de 1917 a 1924, cuando unos 60 Movimientos eran estudiados y presentados en escenarios de París y América. Aquí hay extractos de su ballet «La lucha de los Magos» (ahora perdidos) y los Movimientos que fueron creados en los años en que Thomas de Hartmann colaboró con él. La música para los Movimientos de este período fue compuesta por el mismo Gurdjieff para ser acompañados por una orquesta de 36 músicos. Más tarde, esta orquestación fue transcrita sólo para piano. Según Gurdjieff, éstos son los Movimientos que contienen la música y las posturas que escuchó y observó durante sus viajes.
Estos primeros Movimientos son de diferente tipología y tienen diferentes propósitos. Primero vienen las Obligatorias o ejercicios despertadores, diseñados para traer los tres cerebros a un estado de atención y consciencia del momento presente. El segundo grupo son las Ocupacionales o danzas-trabajo; representaciones y mímicas que reflejan la esencia de un particular oficio o actividad. Estos Movimientos son practicados esencialmente con un compañero, sintiendo que se trabaja como un todo unificado. En el siguiente, hay Movimientos que expresan las dos grandes Leyes, la Ley de Tres y la Ley de Siete. Tradicionalmente se decía sobre la combinación de estas dos leyes, que requerían tener experiencia en movimiento para entender con profundidad su interacción. Junto a este tipo de Movimientos están las Oraciones o Movimientos Devocionales, que constan de posiciones y gestos simbólicos. Otro grupo de Movimientos son los practicados sólo por hombres o sólo por mujeres. Tomar parte en estos Movimientos da al bailarín la oportunidad de experimentar la esencia de las energías masculina y femenina.
Después de su casi fatal accidente de coche en 1924, Gurdjieff estuvo años sin transmitir nuevas Danzas, trabajando entonces de forma intensiva en la creación de nuevos Movimientos para su grupo de París, basados en la circulación del eneagrama. El segundo período fue de 1939 hasta su muerte en 1949, en el que impartía clases casi a diario y, en realidad, representaban la única enseñanza estructurada que entonces transmitía. Este período incluye la serie de los 39 Movimientos, el último de los cuales, el nº. 39, fue creado 18 días antes de su muerte. Debido a que de Hartmann dejó a Gurdjieff en 1927, la música para éstos era improvisada, a menudo por Mme. de Salzmann, de acuerdo a las sugerencias de Gurdjieff. Mme. de Salzmann pidió entonces a Thomas de Hartmann que compusiera la música para estas series basándose en improvisaciones y fragmentos antiguos. Algunos alumnos de Gurdjieff dicen que se han perdido muchos Movimientos, porque a menudo se negaba a repetir la enseñanza inicial de un Movimiento nuevo si los bailarines no la recordaban al día siguiente.
Los Movimientos constan de una antología de actividades físicas objetivas para trabajar con la atención, estando diseñadas para equilibrar los centros mental, emocional y físico, y para abrir las partes superiores de dichos centros. Comprenden los tres aspectos del ser humano que pueden ser simplemente llamados: Cabeza (Sistema nervioso), Corazón (Sistema respiratorio-circulatorio) y abdomen-extremidades (Sistema metabólico-motor).
Fundamentalmente, los Movimientos tratan sobre el aprendizaje – el aprendizaje acerca de la Fuente. Se comienza aprendiendo los detalles de la forma exterior correcta, lo que irá seguido por el descubrimiento del verdadero significado de cada movimiento, de cada gesto o postura, dependiendo del proceso de cada persona. Hay diferentes formas de aprender. Esto puede ser ya un gran descubrimiento en sí mismo. El aprendizaje y la práctica de los Movimientos deben ser considerados como una actividad objetiva. Es decir, se supone que tienen efectos de acuerdo a leyes universales y nunca deben estar sujetos a una psicología personal subjetiva.
Las clases prácticas de Movimientos reflejan diferencias. Algunas personas los aprenden con más facilidad que otras y también se suele tener preferencias sobre las Danzas. Por supuesto, la facilidad nada tiene que ver con el Propósito. El proceso del aprendizaje nos libera de nuestras propias interferencias subjetivas, de esa parte en nosotros que inventa y justifica, orgullosa de su auto-expresión. La necesidad de quietud interna es la misma que en la Meditación. Los Movimientos nos ofrecen oportunidades para crear una situación en la que nuestra psicología personal puede ser sorprendida. Entonces es posible algo nuevo.
Los Movimientos y la Música que los acompaña son un vehículo a través del cual podemos comenzar un proceso en el que nuestro esfuerzo por auto-recordarnos está unido con un sentido de servicio hacia lo divino.
El “Trabajo”
«El verdadero propósito de nuestra sociedad parece ser el apartar a las persona de la responsabilidad de sus vidas y actos. La vía de la transformación debe ser exactamente lo opuesto a esto; nos debe hacer libres, individuos responsables capaces de dirigir nuestras propias vidas en concordancia con el objetivo mayor.»
J.G. Bennett
Gurdjieff llama a su método de enseñanza «el Trabajo» porque requiere de nosotros un esfuerzo real que podemos hacer de forma invisible e interna. Este «Trabajo» requiere de nuestra voluntad para llevarlo a cabo.
Las ideas presentadas en este «Trabajo» tienen el poder de una transformación psicológica y espiritual genuina en medio de la vida diaria. Está diseñado para aquellas personas que, sin descuidar sus obligaciones cotidianas, lo necesitan para dar un sentido profundo a sus vidas.
La enseñanza comienza con el fundamento de que antes de poder cambiar algo en nosotros, debemos ser más conscientes de quiénes somos ahora. Gran parte de este trabajo estriba en echar por tierra las ideas e imaginaciones de lo que creemos que somos, para descubrir quiénes somos realmente. Todas las enseñanzas espirituales dicen que existe un extraordinario potencial en el ser humano, pero muy pocas personas tienen el coraje de desarrollarlo.
El Trabajo provee herramientas psicológicas que pueden elevarnos más allá de la confusión y el caos, pero si deseamos tener una vida de una cualidad diferente, debemos comenzar por darnos cuenta qué tipo de vida tenemos ahora.
El ser humano es un ser capaz de auto-desarrollo, es una semilla, pero esta semilla puede malgastar su potencial de crecimiento. Una persona puede sufrir una transformación definitiva, una evolución real, si sabe lo que debe hacer. Muchos maestros y místicos han reconocido que el ser humano ha nacido para participar conscientemente en su propia evolución, así como en la evolución del Universo. El conocimiento y la consciencia deben tener un desarrollo paralelo para posibilitar la metamorfosis, el descubrimiento de una nueva consciencia que nos conduzca a nuestro destino real, en vez de permanecer en nuestras respuestas reactivas inmaduras habituales.
El “Trabajo” nos muestra el camino a través de todas estas conductas inconscientes, de nuestras actitudes, de todas las cosas que no reconocemos y que, consecuentemente, nos dañan en nuestra vida diaria. Algo fundamental aquí es la sinceridad con uno mismo. Y esto no es fácil. De alguna manera lo sabemos, pero en esta enseñanza la sinceridad se puede hacer aún más difícil debido a que podemos comenzar a vislumbrar cosas en nuestra forma de ser y hacer que no coinciden con la idea-imagen que tenemos de nosotros mismos.
Debemos salir de la oscuridad del no saber quiénes somos realmente, cómo nos comportamos y por qué lo hacemos de esa forma. El uso de la atención y la energía es muy importante en este proceso. Todo lo que el “Trabajo” ofrece está basado en la práctica y en ideas verificables. No debe ser un acto de fe o una creencia, sino que debe haber un esfuerzo, un trabajo real. Ninguna de las ideas expuestas en la enseñanza de Gurdjieff se comprenderá si no las aplicamos a nosotros mismos. El “Trabajo” requiere esfuerzo psicológico a través de una auto-observación conscientemente mantenida. Nuestro propósito es vivir con la mayor atención y auto observación posibles, de instante en instante, de manera que si la consciencia divina, nos encuentra dignos, la transformación de nuestra consciencia pueda darse y, con ella la transformación de nuestras vidas.